Robert Evans llegó a los estudios Paramount Pictures para resucitarlo de un cambio de era y de los gustos del público, allá por finales de los 60, que se estaba viviendo en pleno nacimiento del nuevo Hollywood, comandado por cineastas como Francis Ford Coppola, Brian de Palma o Steven Spielberg entre otros.
Con una gran habilidad para elegir proyectos y cineastas, levantó como jefe de los estudios Paramount, títulos como La Semilla del Diablo, El Padrino 1 y 2, Chinatown o Marathon Man, entre otros muchos éxitos.
Su vida, nunca falta de polémica, excesos, mujeres y drogas, está espléndidamente contada en el documental «The Kid Stays in the Picture» (2002).
Fue amigo de correrías, fracasos y éxitos de Jack Nicholson. Hasta el final.
Hasta siempre Bob.
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