Actriz, profesora y directora de teatro, Fátima Luzardo ha desarrollado su carrera principalmente como actriz en cine y televisión, participando también en diversos cortometrajes y largometrajes. además de como ayudante de dirección y dirección de actores. Trabaja en la docencia y pedagogía cinematográfica. Publica artículos de crítica fotografía en diferentes medios.
Actualmente se encuentra en la post-producción de su cortometraje como directora ‘La Esquina‘ (documental experimental) y la grabación de reportajes de interés social.
Con ‘La Nada Cotidiana‘, su primer largometraje, Fátima nos lleva entre la realidad y la ficción a través de unos personajes que se mueven al vaivén del latir de la ciudad.
“Algunos de ellos existían antes y seguirán existiendo después del filme” según las palabras de la propia Luzardo. “Otros permanecerán inmersos en la sinfonía úrbana de ‘La Nada Cotidiana‘”.
En el reparto nos podemos encontrar a Winslow M. Iwaki, Khaled Kouka, Rebeca Pérez Rodríguez y Guacimara Rodríguez entre otros. Tras la producción Juan Carlos Padrón y en la edición al cineasta Daniel León Lacave.
Con ella hemos tenido la posibilidad de hablar, coincidiendo con su estreno hoy en el TEA Tenerife Espacio de las Artes, y esto ha sido lo que nos ha contado sobre el emotivo viaje en torno a su película.
Origen del proyecto
Es un proyecto muy personal, con elementos autobiográficos, pero también sobre un tema que me interesa: la existencia misma. La chispa surge a partir un artículo de crítica de fotografía que escribí sobre la percepción de la ciudad, también publiqué un texto poético del que incluyo parte en la película. Me inspira también aquellas sinfonías de ciudades de las vanguardias de Dziga Vertov, Walter Ruttman, Jay Leda, Paul Strand, etc…pero esta vez la música es diegética y son los sonidos de la propia metrópoli los que hablan por si solos, y construyen la sinfonía junto a los estados emocionales de las personas en su propio hábitat.
Un reparto bastante coral. ¿Cómo fue trabajar con los actores?
Diferente. Con la mayoría ensayamos mucho para dar un aspecto de naturalidad y realidad. Al contrario de lo que parece decirse que no hay que repetir demasiado para perder frescura, no creo que deba ser siempre así. Eso es algo que aprendes en el teatro, ensayas mucho, para que luego en la representación tengas la misma frescura de la primera vez. Porque para mí es importante que entiendas el personaje, descubrir motivaciones, lo que quiero transmitir con los gestos, con las miradas, con el texto, que ha de ser el justo y necesario. Luego en el rodaje ya no repito tanto. Hay planos que salieron enseguida. Con otros actores casi no ensayé, aunque tuvimos trabajo de mesa y ya en el propio set sabiendo la intención del personaje rodamos sobre la marcha. Pero esto no tiene que ver con que algunos fueran actores o no, sino con lo que quería conseguir de cada uno. Me interesa explicar siempre lo que quiero comunicar para que ellos lo comuniquen conmigo. De todas formas están dentro de un todo, la fotografía cuenta mucho, como en un cuadro. Ellos son un elemento más del lienzo. En algunas secuencias había que realizar una puesta en escena más complicada y conjugar con la figuración y la parte técnica, en la que siempre me implico, porque necesito estar también cerca de la cámara ya que la mirada fotográfica forma parte de mi concepción para contar historias. El trabajo con ellos fue muy fluido y divertido. Algunos son compañeros míos, hemos trabajado juntos y realmente me ilusionaba que estuvieran conmigo en el proyecto.
¿Cuál ha sido la diferencia entre este proyecto, y otros tuyos como realizadora?
Este es mi primer largometraje como directora, había trabajado como ayudante de dirección y como dirección de actores, implicándome mucho. Como actriz he trabajado en muchos cortos, en varios largos y en programas de televisión. Nunca sabes cómo va a ser el trabajo hasta que lo acometes. Pero me gusta trabajar de forma muy íntima, aunque el cine sea una labor de equipo y por ello una ebullición de creadores que pueden aportar mucho al proyecto. Pero hay que canalizar los esfuerzos para que lleguen a un fin. En La Nada Cotidiana colabora mucha gente, y eso me encanta, pero no lo hacen todos a la vez y eso también me gusta mucho. A veces me he visto yo sola con la cámara y el técnico de sonido, que también es el productor. Aunque generalmente había un equipo base de pocas personas en la parte técnica. En La Eskina, un documental experimental, trabajamos todavía de una manera más íntima aún, reduciendo el equipo a tres. Excepto cuando contamos con actores. En el rodaje en el que estoy inmersa ahora, también necesito intimidad porque me ayuda a concentrarme, pero eso no significa que no me divierta. Creo que rodar es una de las cosas que más feliz me hace.
¿Facilita mucho las cosas el hecho de ser actriz a la hora de dirigir actores, o ese mismo hecho te hace más exigente con ellos?
Buena pregunta, porque me la he hecho varias veces. Creo que sí la facilita, pero tampoco creo que sea obligatoriamente necesario. Hay muchos directores que saben comunicarse con los actores, otros no tanto.
A mí me gusta estar próxima a ellos, porque además de ser mi gremio, sé que nuestra herramienta de trabajo es nuestro propio cuerpo, nuestra alma, nuestras emociones. Pero también necesito distanciarme un poco para ver desde fuera todo el conjunto, hay que buscar el intermedio. Pero entiendo lo que puedo pedirles y a veces les exijo lo que a mi misma, siempre con cariño por supuesto. La cercanía es importante. El actor por mucho que se prepare su personaje, se siente en medio de todo un proceso que le rodea y que depende de muchos factores y hay que acompañarle. No porque no sepa hacer su trabajo, sino porque es necesario ayudarle a sacar lo mejor de sí. O al menos crear el clima para que pueda crear contigo. El actor es también un creador. Es lo que yo le agradecería a un director.
¿Cuál ha sido el aliciente para mezclar realidad y ficción en este trabajo?
Quería investigar sobre lo fílmico y lo no fílmico. Aunque parezca una contradicción, quería mostrar los momentos en que los personajes se encuentran en su propio tránsito, aquellos momentos que a simple vista no interesa mostrar. Es una película construida a base de elipsis, es el espectador el que debe configurar la historia en su cabeza. Mi amigo, el director Daniel León Lacave, que ha trabajado en el montaje de la película, dice que está construida con las elipsis que otros cineastas no pondrían si contaran esta misma historia.
Quería investigar sobre los no-lugares, concepto utilizado por Mac Augé sobre la transitoriedad. Los que no tiene una identidad propia y por la que pasamos todos los días y a los que no pertenecemos; una autopista, un aeropuerto, una habitación de hotel, un tranvía, un cine… Pero debía hacerlo desde la observación, como si miráramos por un hueco en la pared y viéramos lo que está pasando sin ser descubiertos. Por eso la realidad-ficción, porque los límites no están definidos. Los espacios cotidianos juegan un papel importante en nuestra vida. Una vida que no podemos controlar, en el que el presente siempre está cambiando. En realidad se mezclan mis propias obsesiones, mi entorno, debía contarla muy cercana a lo real.
¿Qué crees que se encontrará el público al enfrentarse ante ‘La nada cotidiana’?
Una película desnuda, con la intención de ser honesta conmigo misma y en la que nada está puesto gratuitamente, no hay alardes técnicos, no hay grandes movimientos de cámara. Excepto los justos para comunicar algo determinado. Algún plano secuencia sí resultó complejo, pero de resto los planos son tranquilos, en la que prima la mirada fotográfica, en la que puedes recrearte, dejar que tus ojos recorran el plano y encuentres cosas que no ves a simple vista. La ciudad es un personaje más de la historia. Y los sonidos que ésta produce, no se han ocultado bajo una banda sonora musical.
Próximos proyectos.
Estoy con la post-producción de La Eskina y en medio del rodaje de un capítulo que dirijo de una web serie. En julio estaré rodando como actriz un largometraje y está cerca el estreno de otro largo en el que participo como actriz y ayudante de dirección y dirección de actores.