Los modernos del documental fueron integralmente modernos, en lo más profundo, en sus creaciones, en lo social… cruzaron límites, provocaron, incluso a muchos les costó luego la vida, desgraciadamente.
JAIRO LÓPEZ
‘Modernos’ es la última producción de Digital 104. Un documental nacido a raíz del trabajo de investigación de Roberto García de Mesa, y recoge la historia de las vanguardias en Teatro, que se desarrollaron en el Archipiélago canario entre 1.924 y 1936.
Una mirada desde el presente hacia un período cultural e histórico apasionante, en donde desfilaron personajes de la talla de Domingo Pérez Minik, Pedro García Cabrera, Agustín Espinosa, Claudio y Josefina de la Torre, o Eduardo Westerdahl.
Una documental enriquecido con una serie de entrevistas, realizadas por Roberto García de Mesa a destacadas personalidades con un amplio conocimiento del período, como son los catedráticos universitarios Brian Morris (Universidad de California), César Oliva (Universidad de Murcia) y Nilo Palenzuela (Universidad de La Laguna); los profesores universitarios José A. Ramos Arteaga, Félix Ríos, Carmen Márquez o Sergio Millares; los investigadores Pedro Almeida, Franck González-Guerra o el propio García de Mesa; el director del Museo Néstor, Daniel Montesdeoca; y los actores y directores teatrales Severiano García y Enzo Scala.
‘Modernos’ también incluye secuencias escenificadas, que acompañan el relato, con los actores Cristina Hernández Cruz, Adán Hernández y Francisco Vera. Y todo el conjunto al son de la banda sonora creada por Javier Afonso (Grenouille).
Con motivo de su estreno hoy Viernes 13 en Teatro Guimerá (Tenerife), hemos tenido la oportunidad desde La Noche Intermitente, de entrevistar a su director y co-productor Jairo López.
Como ha comentado el equipo de Digital 104, «Modernos» nació del material que trabajó principalmente el escritor e historiador Roberto García de Mesa. ¿Cómo fue el proceso de adaptación entre Roberto, Domingo J. González y tú para traer ese material histórico al audiovisual?
Partir de un material ya dado tiene sus cosas buenas y sus limitaciones. Lo bueno en este caso es que no teníamos que estar investigando de más, eso ya estaba hecho, y podíamos centrarnos en cómo contar, más que en qué contar. Entre los tres hicimos primero un guión o escaleta para el rodaje, tratando de sintetizar los principales puntos o capítulos de una investigación muy minuciosa. Así que lo primero que se hizo fue una estructura, que es realidad un relato en tres actos, siguiendo el hilo cronológico de los acontecimientos que en su mayor parte era también una evolución hacia una mayor intensidad del relato y hasta un clímax.
El ritmo es esencial en el cine, y teníamos que dotar de tensión y emoción a esta historia que es el resultado de una investigación filológica. Afortunadamente, nos identificamos con ese material, confiamos mucho en él, porque la historia del teatro de vanguardia en Canarias es una historia apasionante, es una irresistible aventura hacia la utopía.
Seleccionamos a los expertos a los que queríamos entrevistar, y se consensuaba un cuestionario de preguntas según estos temas del guion. Al final rodamos más de 13 horas de entrevistas, y la mitad de ellas fueron a dos cámaras, por lo que generamos muchísimo material.
También teníamos claro que no solo había que hablar del teatro de vanguardia, sino que el espectador tenía que verlo, sentirlo, y sacar su propia opinión. Así que grabamos una serie de fragmentos de textos de la época con dos estupendos actores (Cristina Hernández Cruz y Adán Hernández). En este caso por ejemplo fue un trabajo estrecho y complementario entre lo dos: él seleccionó los fragmentos, eligió los actores, los montó desde el punto de vista escénico (escenografía, dramaturgia, dirección de actores, etc.), y luego yo los planifiqué y grabé con la cámara, y los terminé montando. A ello hay que sumar otra puesta en escena con otro actor, Francisco Vera, que también consensuamos.
Teatro de vanguardia del 1924 y 1936. Un documental en vuestras palabras, de divulgación. ¿Es una mirada nostálgica de esa etapa, la que han puesto en el documental?
Más bien es una mirada de admiración por unos creadores que fueron realmente modernos, avanzados a su época y a la mayor parte de la sociedad canaria. Pese a que los canales de comunicación de esas décadas eran muy limitados, se esforzaron en tener una perspectiva absolutamente internacional del mundo, apostando por lo nuevo, lo experimental. Debatían de los temas de los que se hablaba en París, en Alemania. Eso hay que conocerlo y reivindicarlo, porque de esta aventura se puede aprender mucho todavía.
¿Has usado referentes cinematográficos a la hora de plantear su estructura y realización?
Conscientemente poco. Inconscientemente uno tiene todo el cine que ha visto y que le gusta. Para las partes de las entrevistas lo importante es el contenido, la forma no puede comerse al fondo, por lo que aquí el riesgo es menor, y apostamos por lo que se conoce como el “busto parlante” porque entendíamos que era la mejor estrategia. No obstante, hay momentos puntuales de entrevistas con cámara en mano, para momentos más dramáticos, que a mi me gustan mucho, y que beben sin duda de la corriente más realista del cine. Luego, para las puestas en escena de las obras de teatro, Roberto planteó una dramaturgia y escenografía minimalista, desnuda y contemporánea. Aquí traté de amoldar la puesta en escena cinematográfica a la propuesta escénica, para respetar el lenguaje de cada obra, y al mismo tiempo dar un carácter único a cada pieza en el conjunto del documental.
En una de ellas hay algo de Dogville de Lars Von Trier, que a su vez estaba muy influido por Becket… son caminos de ida de vuelta del cine al teatro y viceversa. Para la música también basculamos entre un cierto carácter melódico (más clásico) para determinadas partes y otros más vanguardistas y experimentales para otras. Realmente el trabajo de Javier Afonso (Grenouille) en este sentido ha sido impresionante, y en un tiempo record.
¿Olvidamos la riqueza y valor de los movimientos culturales que como el teatro de vanguardia en Canarias fue tan importante? Quizás porque para las nuevas generaciones resulta un periodo muy lejano en el tiempo. ¿Cuál es la importancia para ti como director del documental, de traer esa etapa del pasado hacia el presente?
Efectivamente es un período lejano pero que también tiene mucho que ver con el nuestro. La importancia de recuperarlo radica en muchas cosas. Por un lado en saber de dónde venimos, lo que ha pasado aquí, lo que ya se ha avanzado, para no inventar algo que ya ha sido descubierto por otros. Luego, los años 30 sobre todo, fue una época muy convulsa en los sociopolítico justo tras una gran crisis (la del 29), y ahora también estamos para algunos en un posible cambio de paradigma o de régimen tras una crisis. Recordemos que el 31 se instaura un modelo completamente distinto es España, la República, y eso hace avanzar muchísimo las políticas culturales y la creación artística.
También es un reivindicación sobre lo moderno. Hoy para algunos ser moderno puede ser llevar un tatuaje, dejarse barba, tomar el gin-tónic más exótico o escuchar al grupo más indie. Y puede que mental y conceptualmente esa misma persona sea luego conservadora en lo ético, en lo moral, o en lo sociopolítico. Los modernos del documental fueron integralmente modernos, en lo más profundo, en sus creaciones, en lo social… cruzaron límites, provocaron, incluso a muchos les costó luego la vida desgraciadamente. Y esa lección creo que es muy importante.
«Jardín Barroco» abrió la veda del documental en Digital 104. ¿Hay intención de seguir navegando en este género? ¿Cuáles son los proyectos futuros en este sentido?
El documental tiene un gran ventaja en estos tiempos de crisis y es que es mucho más barato que la ficción. Dos largos como ‘Modernos’ y ‘Jardín barroco’ han costado juntos menos que algunos de nuestros cortos de ficción de manera individual, como ‘Algo que aprender’, ‘Como siempre’, ‘Ridícula’ o ‘Veneno’. Ambos documentales tiene en el artista y amigo Roberto García de Mesa su motor y primer impulsor, así que en realidad han sido las circunstancias las que nos han llevado a este género. Lo que nos deparará el futuro es difícil de saber. En el horizonte hay otra pieza documental más en camino, y hasta un proyecto de animación que nos gusta mucho y que vamos a intentar financiar. Desgraciadamente, sin las ayudas a la producción del Gobierno de Canarias, las productoras locales estamos muy limitadas desde el año 2012 que desaparecieron. Esperemos de verdad que vuelvan pronto porque son necesarias para arrancar. Por ello también estos últimos años nos hemos centrado en la distribución, tanto de cortos como del largos de otros directores a nivel internacional por festivales de todo el mundo, y estamos muy contentos con los logros de esta línea de trabajo.
Viendo la pequeña y fantástica pieza audiovisual que creaste junto a Roberto García de Mesa, para la exposición del teatro de vanguardia, se me antoja que la historia de esa etapa, incluso podría albergar una película de ficción. ¿Se te ha pasado por la cabeza esa opción quizás más ambiciosa?
Sí, lo hemos pensando. La primera vez que vi una de las piezas en escena, que fue ‘Proyecciones’ de Pedro García Cabrera en 2010, quería llevarla al cine, creo que sería por sí misma una película ‘indie’ estupenda. Pero luego hay tantas historias ahí… Por ejemplo y como se dice en el documental, la vida de García Cabrera daría para una gran película de acción. Todo el periplo que sufre desde que estalla la guerra civil en 1936 es tremendo. Sería un biopic de esos emocionantes. Pero, como te digo, ahora mismo financiar una película de ficción y encima histórica se me antoja imposible. Personalmente no tengo las fuerzas para pelear por ello.